Decenas de personas estaban desaparecidas y se temía que hubieran muerto después de un deslave en una remota región de minas de jade en el norte de Mianmar, el segundo incidente de esta clase que se produce en poco más de un mes.
El desprendimiento se produjo el viernes en la comunidad minera de Hpakant, en el estado de Kachin, indicó Khin Maung Myint, miembro de la comunidad local del partido Liga Nacional por la Democracia. Myint trabajó el sábado con los equipos de rescate, pero advirtió de que el escarpado terreno complicaba los trabajos de búsqueda.
Un cuerpo fue rescatado de entre los escombros y al menos 30 personas estaban desaparecidas, explicó citando a los rescatistas.
La policía dijo que todavía no podía confirmar ninguna muerte.
Las operaciones de búsqueda continuaban el sábado sin localizar ningún cuerpo, dijo Tin Tun Aung, policía de la ciudad de Hpakant.
«Seguimos intentando excavar el desprendimiento», dijo. «Todavía no sabemos si hay gente muerta debajo o no. Lo hacemos porque nos preocupa que pueda haber gente atrapada dentro».
Más de 100 personas murieron en otro deslave en la misma región el 21 de noviembre. El suceso llamó la atención sobre las peligrosas condiciones de trabajo creadas por los intentos de acelerar las excavaciones en los depósitos de jade más abundantes del mundo.
La mayoría de las víctimas en el deslave del mes pasado eran recolectores de jade itinerantes y sus familias, que se ganaban la vida rebuscando entre los escombros que dejan las empresas mineras.
El jade que se extrae en Kachin está considerado como uno de los de mejor calidad del mundo, y la industria generó unos 31.000 millones de dólares el año pasado. La mayor parte de ese dinero va a parar a individuos y empresas relacionadas con el antiguo gobierno militar de Mianmar, según Global Witness, un grupo que investiga el uso incorrecto de los beneficios derivados de recursos naturales.
Hpakant, situado 950 kilómetros (600 millas) al nordeste dela ciudad más grande de Mianmar, Yangón, es el núcleo de la industria del jade. Pero sigue siendo una ciudad desesperadamente pobre, con irregulares carreteras de tierra, apagones constantes y altísimas tasas de adicción a la heroína.
