Bruselas cree llegado el momento de avanzar en un proyecto que lleva años aplazando: la mayor integración militar del bloque comunitario. Los ministros de Exteriores y Defensa debaten hoy una propuesta para crear un fondo que financie gastos comunes, disponer de un mando que coordine las operaciones de defensa y permitir a una avanzadilla de Estados que acometan proyectos más ambiciosos. Pese al respaldo sin fisuras de Alemania, Francia, España e Italia, la idea genera dudas en otros Estados miembros, temerosos de entrar en terrenos naturales de la OTAN.
La Unión Europea quiere aprovechar los crecientes desafíos de seguridad y la elección de Donald Trump, que ha cuestionado al apoyo estadounidense a sus socios europeos en la OTAN, para dar un salto cualitativo en defensa. “Nuestros ciudadanos quieren y necesitan una Europa de seguridad y defensa más fuerte”, argumenta la alta representante para la Política Exterior, Federica Mogherini, en la carta que ha dirigido a los ministros de Exteriores junto con su propuesta, a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Para convencer a los renuentes, Mogherini añade que esa estrategia “es también clave para reforzar la relación trasatlántica y la OTAN”.
El llamado plan de puesta en marcha de seguridad y defensa insta a avanzar, sin mencionar en ningún momento los dos términos tabú en esta política: crear un ejército europeo e instaurar cuarteles generales en Bruselas. La iniciativa incluye crear una estructura de mando que pueda coordinar las misiones —militares y civiles— que tiene operativas Bruselas. Hoy son 17, pero para cada despliegue se tiene que fijar una estructura de mando específica y en ocasiones cuesta meses actuar.
La jefa de la diplomacia europea propone también crear un fondo europeo de defensa “que pueda ayudar a financiar las capacidades comúnmente acordadas por los Estados miembros”. Hoy, el 80% de la inversión militar —muy costosa— se gasta en los Estados miembros, un campo en el que el servicio diplomático cree que se podrían generar muchas sinergias. Como incentivo para participar en el proyecto, Bruselas intentará ampliar el concepto de costes comunes, de forma que el dinero de la UE pueda emplearse en mayor medida para el despliegue de batallones europeos (nunca utilizados).
Núcleo duro de la defensa
El elemento de mayor alcance —también el de mayores recelos políticos— es la llamada cooperación permanente estructurada, que permite a un grupo de Estados asociarse voluntariamente para elevar el nivel de ambición en cooperación militar. Alemania, Francia, Italia y España ya se pronunciaron hace unas semanas a favor de arrancar y el ministro español de Exteriores, Alfonso Dastis, lo subrayó anoche: “España siempre ha estado dispuesta y deseosa de ir tan lejos como sea posible en construir la Europa de la defensa”.
El nuevo impulso, sin embargo, se ha topado con el escepticismo de algunos. “Es bueno que otros países europeos asuman más responsabilidades y gasten más en defensa. No me opongo a eso. Pero las estructuras de la UE deberían ser complementarias a las de la OTAN. No deberíamos menoscabar la estructura de seguridad fundamental que nos ha protegido en los últimos 70 años”, ha argumentado el ministro británico, Boris Johnson, a su llegada a la reunión.
Reino Unido siempre ha mantenido una firme oposición a esta iniciativa. Pero, paradójicamente, Londres tiene ahora una aproximación más templada (una vez comprobado que no hay nada en los planes de Mogherini para crear un ejército europeo), mientras que sus recelos históricos han contagiado a otros. Fuentes diplomáticas explican que el bloque más atlantista (los países de Visegrado, los Bálticos, pero también Holanda y Dinamarca) y los llamados países neutrales (Austria, Suecia e Irlanda, que no están en la OTAN) ponen objeciones al plan con el que Bruselas pretende responder a la policrisis que vive Europa, especialmente tras el Brexit.
En el encuentro de este lunes se tratará de medir el nivel de ambición y de definir pasos. “Se trata de empezar a concretar medidas a partir de mañana mismo”, ha urgido Mogherini antes de entrar a la reunión con los ministros de Exteriores.
