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Argentina: Mauricio Macri enfrenta primera huelga general

La medida fue convocada por la Confederación General del Trabajo

El gobierno de Mauricio Macri enfrentará el jueves la primera huelga general en su contra lanzada por el poderoso movimiento sindical en un contexto de fuerte efervescencia social entre los que alientan al mandatario a avanzar en cambios estructurales profundos y aquellos que no están dispuestos a facilitarle la tarea, ya sea por motivación política o temor al costo social de esas reformas.

La medida fue convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT), la central obrera más poderosa del país, contra la política económica del gobierno en momentos en que la actividad industrial acumula 12 meses de caída, el consumo no repunta y la tasa de desempleo alcanzó 7,6% a fines de 2016, sumado a una pobreza del 30%.

«Esperamos una jornada de apoyo contundente«, pronosticó Héctor Dáer, uno de los líderes de la central obrera, en una entrevista radial el martes. Parte del éxito que aventura el sindicalista obedece a la adhesión de todos los sindicatos de transporte público.

Con esta primera huelga general de 24 horas resurge el interrogante en torno a la estabilidad de un gobierno no peronista. Desde el retorno de la democracia en 1983, ningún presidente que no fuera de esa fuerza política pudo terminar su mandato. En gran parte ello obedeció a crisis económicas que alimentaron el poder de paro y movilización de la CGT, brazo sindical del movimiento fundado por Juan Domingo Perón en la década de 1940.

«Toda la vida (la CGT) ha tenido una actitud poca solidaria con el gobierno que no ha sido de su propio palo«, opinó Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, quien anunció que desplegará a todas las fuerzas federales para impedir bloqueos a los accesos a la ciudad de Buenos Aires y garantizar así la circulación de trabajadores que se movilicen por sus propios medios.

«Para nosotros mañana hay un paro totalmente, en nuestra perspectiva, ilegítimo y sin sentido. Hay mucha gente que está planteando darle batalla a ese paro, una batalla de decir: ‘a mí no me van a hacer parar a la fuerza»’, agregó.

Varios funcionarios apuntaron contra la expresidenta peronista Cristina Fernández (2007-2015) de agitar la protesta justo en coincidencia con nuevos cargos en su contra por presunta corrupción. No obstante, ninguno de los jefes de la CGT milita en el kirchnerismo, sino en otras corrientes dentro del peronismo. Con la huelga, siempre según visión oficial, también se busca desgastar la figura presidencial de cara a las elecciones legislativas de octubre.

El gobierno eligió la estrategia de confrontar con el sindicalismo más tradicional, al que ve como un obstáculo para aplicar reformas profundas en la economía, y cree contar para ello con el respaldo de la mayoría de la población. Esa es la sensación que le dejó una multitudinaria movilización ciudadana el último sábado en Buenos Aires y otros puntos del país en apoyo al presidente, mientras la consigna «Yo no paro» ha tomado fuerza en redes sociales.

Los sindicalistas, en cambio, alertan sobre el impacto en el empleo y en las condiciones de vida de los sectores más vulnerables que provocó el cambio de una política económica de tinte populista que caracterizó al gobierno kirchnerista hacia un modelo de mayor apertura y menos control del Estado sobre el mercado.

«Lo que tienen que hacer desde el gobierno es que los funcionarios se callen un poco y que no descalifiquen, porque acá el único responsable de que haya más pobreza, menos trabajo y menos actividad económica es el gobierno«, apuntó Dáer.

La caída del consumo, aumento de tarifas de servicios públicos y una brusca reapertura de importaciones han causado el cierre de decenas de pequeñas y medianas empresas en todo el país, una parálisis que también se percibe en grandes industrias, como la metalúrgica, que encabeza el ranking de despidos y suspensiones, seguido por el sector automotriz, petróleo, electrónica y electrodomésticos y alimentos, de acuerdo a un informe del Centro de Economía y Política Argentina.

«Hay un gran descontento, ojalá que el gobierno tome nota. Se le va a dar un tiempo prudencial, pero si no llama al diálogo para dar una respuesta, seguramente se va a ir profundizando porque hay muchísima bronca entre los trabajadores«, advirtió Pablo Moyano, líder del poderoso sindicato de camioneros.

Fuente: AP

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