Un conocido ‘youtuber’, Coby Persin, hizo un experimento con adolescentes para tratar de alertar sobre los peligros que pueden suponer las redes sociales.
Coby Persin creó un perfil falso en la red social ‘Facebook’ en la que se hacía pasar por un chico de 15 años recién llegado a la ciudad, y entró en contacto con tres niñas de 12, 13 y 14 años, con el consentimiento de sus padres, que fueron puestos al corriente del experimento.
A la más mayor, Jenna, de 14 años, le dijo que su hermano mayor pasaría a recogerla por su casa, y la adolescente, pensando que sus padres habían salido a cenar, aceptó. Al subir a la furgoneta, la niña se encuentra a sus padres que le reprimen y le advierten del peligro que hubiera corrido si en el coche hubieran estado desconocidos y no se tratase de un experimento.
En los otros casos, Julianna, la niña de 12 años accede a darla la dirección de su casa y le abre las puertas de su casa, mientras que la pequeña de 13 años, queda con él en un parque y aprovecha cuando sus padres salen de casa para quedar con él.
A todas ellas sus padres le habían advertido los riesgos que supone contactar con desconocidos en las redes sociales, y sobre todo quedar con ellos. Sin embargo ninguna de ellas dudó de lo que su supuesto nuevo amigo les había contado en ‘Facebook’.
Sé que muchas veces he hablado del peligro que representan las redes sociales para los jóvenes, pero -en repetidas ocasiones- escucho a padres de familia afirmar que tienen todo bajo control o que permiten a sus hijos estar en las redes ya que todos sus “amiguitos” también están en ellas, pretextos que -desde mi muy humilde punto de vista- son bastante patéticos.
En fin, cualquier esfuerzo para concientizar a los joevenes sobre los peligros de las redes son aplaudidos, pero es aún más importante que los padres de familia se den cuenta que -literalmente- las redes sociales no son juegos de niños.
