Por Lauren Sepúlveda Burgos
Una de las situaciones más difíciles a las que se puede enfrentar una persona son los traumas por maltrato. Se refiere a maltrato cuando se ejerce violencia sobre una persona. Esta violencia puede ser física o psicológica, aunque en ambos casos se trata de maltrato.
Por consiguiente, no es menos maltratador quien agrede psicológicamente a una persona, por mucho que no le haya atacado físicamente.
Uno de los primero resultados del maltrato, es la autoestima dañada de la persona que lo padece. A esto se añade la aparición de sentimientos como el estrés o la ansiedad, miedo, e incluso de trastornos físicos como sudoración, taquicardia, nauseas, etc.
Adicional a esto, en ocasiones, las personas afectadas por maltratos terminan desarrollando adicciones a sustancias como el alcohol, el tabaco o psicofármacos.
Según la psicóloga clínica, Evelin Cabrera Montero, los principales síntomas de traumas por maltrato son el miedo y actitud asustadiza.
A lo que añadió también, “las personas con traumas tienen dificultades para concentrarse, sensación de confusión o falta de orientación. Sentimiento de culpabilidad o vergüenza. Rumiación del maltrato, recuerdos constantes e invasión de las agresiones”.
“Ansiedad depresión o estrés, se muestran con anhedonia, dificultad para disfrutar y apatía, también baja autoestima y desvaluación de la imagen. A esto se le suma, dificultad para controlar la ira o el llanto, aislamiento, limitación del contacto social. Y finalmente, conductas compulsiva o adiciones”.
De donde provienen los traumas
Los traumas son, secuelas emocionales que se producen ante una situación amenazante. Evidentemente esto puede venir causado por múltiples motivos, como accidentes, pérdida de un ser querido, situaciones estresantes, etc.
Sin embargo, en los casos de traumas por maltrato, estas secuelas pueden resultar especialmente graves.
Montero definió que los traumas por maltrato se deben a una situación prologada de maltrato con frecuencia en dicho agravio. El que es producido por algún familiar, pareja o ser cercano.
“Esto hace que el nivel de angustia de la víctima sea mucho mayor. En estos supuestos, la agresión proviene de lo que se entiende debería ser su entorno seguro, donde debería estar protegida. Por esta razón, el nivel de indefensión es mucho mayor en los casos de maltrato. Esto incrementa las secuelas emocionales del trauma por maltrato”, añadió la psicóloga.
Los tratamientos con más éxito en este tipo de situación han sido la psicoterapia cognitivo conductual y la psicoterapia de exposición.
Conductas agresivas
Las conductas agresivas y violentas constituyen un problema de gran envergadura en la sociedad actual. Se ha constatado que el sujeto agresivo suele estar incapacitado para mantener unas adecuadas relaciones sociales, laborales y familiares.
A pesar de su trascendencia, la naturaleza íntima de las conductas agresivas es bastante desconocida. Su génesis es múltiple: participan factores ambientales, de predisposición hereditaria y neurobiológicos. Durante las tres últimas décadas se han multiplicado las investigaciones neuroanatómicas y neuroquímicas que han tratado de dar luz al conocimiento de las bases biológicas de la agresividad.
“En ocasiones puede necesitar psicofármacos, psicoterapias, tales como terapia de aceptación y compromiso, terapia de control de ira y agresividad y terapia de relajación”, dijo Evelin Cabrera.
Puedes leer: Presidente Abinader viajará a La Vega y Santiago en el fin de semana
