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Padre Abraham Apolinario llama a los que poseen fortunas a aportar ante el Covid-19

Santo Domingo RD.- El padre Abraham Apolinario vicario general de la Arquidiócesis de Santo Domingo, hizo un llamado a los hombres y mujeres de fe, que poseen pequeñas o grandes fortunas, a aportar a la patria dominicana ante la pandemia del Covid-19 que padece el país.

“Espero que nuestros deportistas y nuestros artistas se comporten a la altura de la situación que vivimos. Mientras más discreto sea el aporte, más valor tendrá ante Dios. Eso dice el evangelio. ”

“Deseo animar a los empresarios, como ya lo han hecho algunos, a aportar recursos significativos, a la altura de la Emergencia Nacional en que vivimos. No es momento de hacer aportes simbólicos. Es momento de sacrificios y los que pueden más deben sacrificarse más. Así nos enseñaron nuestros padres” “El más fuerte que cargue lo más pesado.”

A continuación 3ra. Palabra“HE AHÍ A TU MADRE”

Rvdo. P. Abraham Apolinario
Vicario General de la Arquidiócesis de Santo Domingo.

Jesús, al ver a la Madre y junto a ella a su discípulo más querido, dijo a la Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo.”

Después dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre.” Después de ese momento el discípulo se la llevó a su casa.

María, es la mujer que está junto al hombre nuevo. En el relato del Génesis, en el momento de la caída, junto a Adán, se encontraba Eva, su mujer.
Junto a Jesús, el nuevo Adán, quien inicia la nueva creación, está María, la nueva Eva. Ella participa de la creación del cielo nuevo y la tierra nueva.

Juan, el discípulo más querido, recibe en su casa a María. Jesús, como buen judío sabía lo que significaba para una mujer quedarse sola, sin un esposo o un hijo. María era una madre soltera, igual que muchas de nuestras mujeres. Jesús quiere que no se quede sola y le pide a su discípulo preferido que la acompañe.

Los cristianos hemos continuado recibiendo a María en nuestras casas, ella forma parte de la familia. Tenemos a Dios como padre y a María como madre. Ella completa nuestra familia de fe. María es bienvenida en los hogares dominicanos. Tenemos una pintura suya, hecha con cariño, para recordarnos que ella es nuestra madre y que nos cuida. María de la Altagracia está en nuestros hogares y en nuestros corazones. A ella le pedimos que ruegue por nosotros “ahora y en la hora de nuestra muerte”.

A María le rogamos que interceda por su pueblo en este tiempo de sufrimiento, inseguridad, temor y muerte. A María le rogamos vivir esta crisis como verdaderos cristianos.

Le pedimos a María que nunca olvidemos, lo que nos decía nuestro Arzobispo Ozoria, en la fiesta de La Anunciación, en este mismo templo sagrado: “Todo lo que tenemos, es de todos.” Dios así lo quiso.

La creación, obra de Dios, está al servicio de toda la humanidad. La Iglesia nos enseña que “los bienes, aun cuando son poseídos legítimamente, conservan siempre un destino universal. Toda forma de acumulación indebida es inmoral, porque se halla en abierta contradicción con el destino universal que Dios creador asignó a todos los bienes». (CDSI, núm. 328).

En este sentido, queda claro que no basta cumplir la ley, para enfrentar el Coronavirus. Legalmente se podrá argumentar que es un derecho cobrar deudas y cumplir los contratos, pero en una situación como la estamos viviendo la moral invita a mirar más allá, a mirar lo que es justo. Es el momento de pensar en los más necesitados.

Juan recibe a María en su casa, porque ahora ella lo necesita.

Nuestros hospitales y servicios de salud deben acoger primero a quienes más lo necesitan. Hay mucha gente buscando servicios de salud, pruebas, exámenes, medicamentos y no aparecen.

El Estado y las Organizaciones deben estar claros en que los bienes que administran y poseen tienen un destino universal. Deben estar al servicio de todos, especialmente de los más frágiles y débiles.

Estamos en una Emergencia. Se ha prolongado el Toque de queda, para cuidar la salud. Pero es tiempo de proteger la vida de las personas, tomando las medidas necesarias por duras que sean, para asegurar la alimentación y los servicios básicos a todos los dominicanos.
El Covid-19 no es el único causante de lo que estamos viviendo en República Dominicana. “Le quitó la sábana al enfermo”, ha destapado, para que todos lo veamos, en qué condición vive la mayoría de nuestro pueblo: El hacinamiento, la falta de agua y servicios sanitarios. Carecemos de un servicio de salud primario. Eso no lo trajo el virus, ya estaba aquí. Dedicamos una parte ridícula del Presupuesto Nacional al sistema de Salud.

Como parte de esta Iglesia, queremos seguir la tradición Bíblica del año Sabático, tal como nos relata el libro del Deuteronomio: “Si se encuentra algún pobre entre tus hermanos, que viven en tus ciudades, en la tierra que Yavé te ha de dar, no endurezcas el corazón ni le cierres la mano, sino ábrela y préstale lo que necesita”. (15, 1)

Deseo animar a los empresarios, como ya lo han hecho algunos, a aportar recursos significativos, a la altura de la Emergencia Nacional en que vivimos. No es momento de hacer aportes simbólicos. Es momento de sacrificios y los que pueden más deben sacrificarse más. Así nos enseñaron nuestros padres: “El más fuerte que cargue lo más pesado.”

Hago un llamado a los hombres y mujeres de fe, que poseen pequeñas o grandes fortunas, a aportar a la patria dominicana. Espero que nuestros deportistas y nuestros artistas se comporten a la altura de la situación que vivimos. Mientras más discreto sea el aporte, más valor tendrá ante Dios. Eso dice el evangelio.

Nos unimos al grito de nuestra Iglesia latinoamericana, que llama a optar preferencialmente por los pobres.
Igual que Juan acogió a María en su casa, enséñanos, Señor a acoger a los más pobres.

¡Amén!

POSITIVO

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