Por Raúl German B.
@RaulGermanB
Santo Domingo, RD.– Hace un año el dominicano Allan James Féliz fue asesinado, sin que ninguna autoridad haya hecho lo necesario para que los responsables paguen por ese delito.
Las súplicas de sus familiares no ha ablandado el corazón del alcalde de Nueva York, Bill de Blasio; ni de la Fiscal General del Estado, Letitia James; menos del Comisionado de la Policía, Dermot Sea.
Todos los indicios de este crimen, ocurrido hace un año en El Bronx, apuntan hacia el sargento de la policía, Jonathan Rivera.
Consideran como una aberración el hecho de que la Fiscal James concluyera las investigaciones, sin reunir los elementos que pudieran llevar va presión a los responsables.
Testigos informaron luego de que la policía asesinara a Allan Féliz, ellos sacaron el cuerpo de del carro y le bajaron los pantalones.
¿Qué diría la Fiscal si el hijo menor de Allan Féliz, que hoy quedó huérfano, hubiera visto esa imagen?
El solo hecho se hacer un acto tan bochornoso como este, de sacarlo del vehículo y bajarle los pantalones describe en qué condiciones sucedió este crimen, que ha pasado se forma inadvertida, pero que va por la misma línea de el de George Floyd.
La muerte de Floyd, mientras estaba en custodia policial, desató una ola de protestas en Minneapolis y en otras ciudades de EE.UU. y reavivó el debate sobre la brutalidad policial contra afroamericanos.
